jueves, 29 de octubre de 2009

QUE HAGO CON LOS RIDICULOS?

Contarlos…. Es lo único que se me ocurre, pues lastimosamente los ridículos siempre ocurren y ya nada los puede cambiar y lo peor!!! Nada volverá a ser igual.

Según la Real Academia de la lengua un ridículo es “Que provoca risa por resultar muy extraño, grotesco o extravagante” y aunque muchas veces los ridículos no son extravagantes, si son grotescos y nos dejan un sin sabor que nos marca sin darnos muchas opciones, pues o nos reímos o sufrimos; en mi caso prefiero reírme aunque mi larga carrera de ridículos me hayan generado cierto grado de sufrimiento.

En el colegio no hacía otra cosa que hacer el ridículo y fue tan repetitivo mi historial que al final ni me daba cuenta pues ya todas estábamos acostumbradas (mis compañeras y yo) de que algo iba a ocurrir.

Cuando termine el colegio pensé: Todo termino, pero que ilusa en realidad era un nuevo comienzo y entonces vinieron momentos en los que sin ninguna explicación me paraba en clase para dar una indicación a todo pulmón desde la ventana del salón ubicado en el quinto piso, claro lo chistoso era ver los ojos atónitos del profesor ante mi hazaña y luego mi cara de “aquí no ha pasado nada”; o cuando pedía a gritos en los pasillos que me dejaran entrar a clase porque había llegado tarde y me habían dejado por fuera como castigo y luego por pura vergüenza, creo yo, con sus colegas el profe abría la puerta para dejarme entrar.

O el día en que fui gerente por primera vez y envié un comunicado con errores de ortografía presentándome ante los proveedores de la empresa, qué horror!!! O cuando victima de la confusión, quise dar un ejemplo en medio de una conferencia y plop! El ejemplo estaba mal planteado.

Si continúo no voy a terminar, porque todos los ridículos días pasa algo… que por supuesto no nos dejan otra salida que reírnos porque para llorar sobra tiempo.

jueves, 8 de octubre de 2009

¿COMO CHAMUSCAR SU EMPRESA SIN CHAMUSCARSE USTED?

PARTE II

Tal vez la gran enseñanza de haberme “chamuscado” en el intento de hacer empresa es definitivamente tener una vida paralela, es decir una en la que trabajo y otra en la que vivo y comparto con mi familia y amigos; la segunda es más importante pero como el afecto no se mide en términos materiales es a la que menos importancia le damos y permitimos que sea fulminada sin siquiera defenderla un poquito.

El fuego es capaz de destruirlo todo y luego nos toca como el ave fénix volver de las cenizas, así después de quedar completamente achicharrados y como si no fuera lo suficientemente duro y como si las heridas del ego no fueran los suficientemente profundas, hay que seguir poniéndole la cara a todas las cosas pendientes (por lo general cuentas) que siguen torturándonos y haciéndonos la carga mas pesada. Pero en este punto lo ideal es hacer una membrana impermeable que no permita la entrada de esas “energías” destructivas que lograrían exterminar con el tesoro más grande...la vida familiar que a fin de cuentas es el único aliciente que tenemos para reponernos de la “chamuscada”. Este es sin duda el paso más duro, pues resurgir no es fácil y reponernos del golpe personal que acarrea chamuscarse tampoco; por eso después de la rabia, el dolor y la impotencia no queda de otra que creer, así sea doradito, tostadito o chamuscadito.

Hasta aquí todo parece renacer, pero en realidad a penas estamos en el ojo del huracán, pues los acreedores siguen tocando la puerta y con cada cobro, nuestras grietas de ego se acentúan más y más; pero de repente hace su aparición la premisa “Hay que perder para ganar” y aunque suena dramática es la verdad, pues no obstante la chamuscada, ahora debe enfrentar la refinanciación de obligaciones para poder pagarlas, así sea con unos intereses absurdamente altos (a esto los optimistas lo llamarían pagar por aprender), sin embargo pienso que el precio es muy alto.

Por ahora no queda de otra que tener paciencia, y tratar de recuperar el ego para quitarnos el sabor amargo de la lección aprendida a punta de golpes y por ahora prometer firmemente que no lo volveremos a hacer.