jueves, 12 de noviembre de 2009

AL COLMO DE LAS LAGRIMAS

Tal vez uno de los retos más duros que tenemos los publicistas en nuestro ejercicio profesional es convencer a un grupo de personas que cambien su manera de pensar, sus gustos o convicciones para ponerlas a favor del producto o servicio que estamos promocionando.

Hace unos días, decidí que era buena idea retar a unos alumnos con un tema que no fuera de mi gusto, por aquello de no estar sesgada, el resultado no pudo ser mejor, quede conmovida hasta las lágrimas, lagrimas porque desde la primera presentación me ofrecieron chontaduro y no quería hacer un desplante, por lo cual hice uso de mis buenos modales y de mi autocontrol y acepte el reto que los chinos (como les digo con cariño), me estaban proponiendo; las lágrimas vinieron cuando día el primer mordisco al fruto exótico del valle, causadas la emoción y la imposibilidad de salir corriendo para sacarlo de la boca, porque no resistía ese sabor a mar pacifico, mezclado con tierra y aire selvático (no es que sea malo, lo que sucede es que mi gusto es ciertamente insípido), entonces con lagrimas y todo acepte el reto; afortunadamente la miel ayudo mucho en el proceso y aunque ya puedo decir con orgullo heroico que me pude comer DOS chontaduros completos, mi encuentro con este “fruto ovoide”, como se conoce, sigue siendo ciertamente retador pues todavía no entra dentro mis frutos favoritos, pero va sumando puntos.

Por ahora ya se a que sabe el chontaduro con miel y con sal, y puedo decir que con miel lo soporto un poco más y con sal… todavía hay lágrimas, pero también puedo decir que con argumentos doblegaron mi abstinencia, y que una vez más comprobé que el ejercicio publicitario bien enfocado es como un virus: se pega.