Mi primera semana en España me deja grandes aprendizajes, anécdotas,
descubrimientos, etc. Y digo España porque no he estado solamente en Valencia
sino también en otras ciudades, donde la hospitalidad ha estado siempre
presente, y debo decir mi idea preconcebida de los Españoles ha cambiado
bastante, ya que los creía odiositos (no odiosos completos, jijiji un poquito
nada más) y no ha sido así, los creía serios y como sin ganas de hablar y
tampoco ha sido así. Luego, ahí empecé a
descubrir este bonito lugar.
Nunca me imaginé que pudiera escuchar tantas campanadas en un día, y en el centro de Valencia las escucho a cada
momento y me encantaaa! No pensé decirlo, pero chévere que hayan tantas misas seguidas. Caminar por la calle sin tantas
preocupaciones y sin tanto pito alrededor, da vida definitivamente y esto al
parecer se aplica en todos lados.
Los horarios y su anochecer tardío me tienen deslumbrada, un día me alcanza para tantas cosas…. Pero algo
que en definitiva quiero aprender es que los españoles valoran el tiempo de trabajo
y el tiempo de vida, es decir no dedican sus días solo a trabajar, son
productivos y también dedican tiempo para sus vidas; eso si debimos aprenderlo
de ellos, pero lastimosamente nos quedamos con el modelo gringo de sentirnos
culpables con el descanso y con el disfrute.
Esto hace una semana no habría pensado decirlo jamás!!!!!
Dos mensajes especiales llegaron también a mi esta semana, uno fue “Las
vueltas dan mucha vida” y el otro “Perderse sin perder el rumbo”, este ultimo, el
de perderse lo he practicado mucho aquí en Valencia, al principio media ciudad
me ayudaba pero ya desarrollé la capacidad de perderme y encontrarme sola, así
que creo que perder el miedo y mantener la mente abierta son las lecciones de
la semana.