domingo, 22 de noviembre de 2020

lunes, 22 de junio de 2020

SEK BUY: EL SOL NIÑO

Hace un año recibí un regalo muy especial, tuve la oportunidad de asistir a la ceremonia del sek buy, que significa sol niño en Nasa yuwe.  Esta ceremonia es uno de los 5 rituales mayores del pueblo indígena Nasa, ubicado en las montañas del cauca en Colombia.

Conectarse con la ancestralidad indígena y entender su sabiduría, fue muy especial; abrir los ojos a nuevas realidades entendiendo verdades que se nos han ocultado, o mejor que intentaron sepultar desde la raíz, desprestigiándolas, desconociéndolas (quien lo hizo, no lo sé).  Ahora la luz muestra todo, y con ella el valor del conocimiento de la tierra, del respeto con el que debemos hablar y tratar a la madre.  Encontré explicaciones sencillas pero profundas acerca de muchas cosas, conocí procesos personales que ayudaron a elaborar los míos.  En la ceremonia del Sek Buy se le da la bienvenida al sol, es algo así como un año nuevo, donde se le canta al sol y se festeja su salida; sin embargo el año pasado, y como un presagio, el sol intentó salir pero finalmente las nubes lo alcanzaron; ante esto el gobernador Nasa nos dijo que no sería un año fácil, pero que íbamos por buen camino así que teníamos que continuar a pesar de las adversidades.

  
  

Este año seguramente hubo Sek Buy pero no la posibilidad de ir, pues quienes estamos en la ciudad somos un peligro para quienes están en el campo, bueno, siempre lo hemos sido, solo que ahora de verdad esta certificado.  Espero volver y seguir aprendiendo a querer, a respetar y a disfrutar lo sencillo y milagroso de la vida.

domingo, 10 de mayo de 2020

RESILIENCIA + HOGAR = MAMÁ



Hace varios años alertaba a los hijos de no caer en la trampa de reconocer a sus madres con un electrodoméstico o utensilio para la casa, finalmente  una mamá trasciende a la casa, una madre es el hogar.  Hoy escribo estas líneas en medio de una situación ciertamente peliculesca, donde la humanidad esta frente a una lección de resiliencia que nunca  esperó  tener.

La resiliencia, esa fuerza que nos llega a las mujeres con los hijos y se potencia con cada paso que ellos dan,  esa inexplicable capacidad de superar los obstáculos solo para que el HOGAR permanezca, sin importar el cansancio, la tristeza, la alegría, el estrés, la riqueza, la pobreza, o si el día es de colores o blanco y negro.

El instinto de madre es tan fuerte que incluso ha llevado a que mi mamá y la tuya, cedan sus espacios de mujer solo para mantener el HOGAR, y ese acto es el menos reconocido y el menos valorado; lastimosamente el más grande y desinteresado acto, se pierde en medio del día a día, en medio de desayuno, el almuerzo y la comida, por esto y más, agradecer por nuestras madres no es cuestión de una fecha, es aceptar el amor en cada momento del día y de la vida.

viernes, 31 de enero de 2020

Té, siento


Hace algunos años tuve la oportunidad de conocer a una mujer hermosa procedente de Sahara Occidental, debo confesar que no tenia clara ni siquiera la ubicación de este lugar, lo cual hizo que cuestionara los conocimientos que recibí de Geografía universal.  A pesar de compartir pocos días con ella, aprendí varias cosas de un lugar tan distante y apartado de Colombia.

Fue impactante ver el paisaje, pues compartíamos fotografías ya que ella no conoce Colombia y claro!, yo no conozco Sahara Occidental, realmente el contraste del verde de los paisajes Colombianos, al ocre de los paisajes saharaui es impactante. 
Pero reconozco que de todas las cosas que ella me compartió de su país, la que más me impactó fue la historia del té.  Un día nos invitó a varios a tomar el té, para cumplir el ritual extendió una manta grande en el Turia, allí nos sentamos,  luego sacó tres pequeñas teteras y nos explicó que para los Saharauis en el momento de tomar té, se sirven tres tazas, la primera es amarga, como la vida, la segunda es dulce como el amor y la tercera es suave como la muerte.

Nunca había imaginado que una bebida pudiera expresar tanto y que fuera tan especifica y exacta, por lo que me propuse comentar esta costumbre Saharaui, porque en Colombia una taza de café es compañía pero nunca una reflexión tan profunda como la historia que acabo de contar.