Hace un año terminé un proceso que aún proceso, y aunque en su momento lo escribí creo que no lo había publicado por lo complicado que se me ha hecho el post-proceso. Pero compartir siempre es una bonita forma de celebrar y por eso aquí se los dejo.
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Mucho se escribe en una tesis doctoral, mucho se escribe de una tesis
doctoral, muchos se burlan del
sufrimiento del tesista doctoral y muchos otros admiran el proceso doctoral. Pero pocas veces se habla del final del
proceso, seguramente porque el proceso mismo se lleva el protagonismo, y la
verdad quiero compartir lo que sentí cuando sustenté, al fin!! Mi tesis
doctoral.
El 21 de julio de 2017 será inolvidable pues ese día creí que moría la
tesista, moría de nervios, moría de angustia y moría de ganas porque el tiempo
pasara muy rápido; como suele suceder
con los deseos que se piden desde el alma así fue, el tiempo pasó muy rápido y
todo terminó. Ese día sustenté mi tesis
doctoral y daba fin a mi compañía de los últimos 5 años, a mi trinchera en los
momentos de guerra, por que sea dicho de paso, en ella me refugié cuando creí
que ya no podía, en ella me sumergí cuando la vida me asfixiaba y cuando
avanzaba me consolé sintiendo que si era buena para algo.
El 21, 7 del 17, se quedará grabado en mi alma y corazón pues muchos me habían
hablado del proceso, del “piano pesado” que era una tesis doctoral, del
sacrificio total que era escribirla; pero nadie me dijo lo difícil que era
soltarla y nadie me dijo lo tenebroso que era sustentarla, por eso quiero contar
mi experiencia personal porque hay más que cargan pianos y hay otros que los
quieren cargar.
El 21, 7 del 17 empezó soleado en la hermosa Valencia (España), era un día
normal para el 99.9% de la población menos para mí, ese día madrugué, ensayé la
presentación por … ya perdí la cuenta…
desayuné sintiendo que mi estomago no estaba dentro, si no que era mas
bien como un hueco sin fondo. Fui a la
universidad y sentí como un silencio enorme invadía el lugar (tal vez era premonitorio,
por el tema del silencio), volví a ensayar, salí a caminar y a lo lejos vi al
presidente de tribunal (así se llama a la entrega de las tesis, y desde ahí ya
esta uno condicionado), y el hueco que había succionado mi estomago succionó
todo mi cuerpo.
Del durante (cuando presenté) no puedo hablar mucho pues tenia dormido el
cuerpo y sentía que era una hoja que caía de un árbol, el proceso duró dos
horas que vistas en retrospectiva fueron como dos minutos. Claro y como pasa con los cuerpos que están catatónicos,
aunque parezcan consientes, hice cosas que desde la conciencia definitivamente
podían mejorar, pero recuerden que pedí al cosmos que el tiempo pasará rápido y
así fue.
Una vez terminó todo el protocolo llegó el momento de estar sola, y digo
sola porque ya no había tesis, no tenía trinchera, ya no había piano que cargar
y mi inteligente cuerpo se dio cuenta antes que yo, por eso creo que para
hacerme despertar recurrió a un ataque de sueño fulminante, el cual terminó en
una pesadilla (soné que todo lo que había pasado en el tribunal era un sueño y
que despertaba sin sustentar), de la que me desperté para encontrar una bella
realidad.
El 21, 7 del 17 después de
despertar, descubrí que la tesis si es un “piano pesado” y mi cuerpo me dolía
todo de tanto cargar, los hombros y las costillas en especial me dolían como
muestra del peso que habían tenido que soportar. El sueño que no cesaba me
mostraba las horas que había invertido y los desvelos en donde era más fácil
escribir que vivir. Nunca nadie me dijo
que esas sensaciones duraban días, nunca nadie me dijo que las mañanas
siguientes sentiría un desasosiego al despertar, nunca nadie me dijo que llegar
a la meta te deja preguntas y que el camino a recorrer no se ve claro. Nunca
nadie me dijo del saudade que deja el no tener una tesis, esa sensación cercana
a la melancolía que te deja el vacío de algo que parece mas bien un quien,
porque son tantos los días compartidos que se vuelve como un miembro de tu
familia, de tu vida.
Ya han pasado algunos días del 21, 7 del 17, el cuerpo empezó a dejar
doler, la sensación de mal gastar el tiempo persiste y cada rato me debo
recordar que no hay tesis y que puedo vivir fuera de la trinchera, aquí en
Valencia parece fácil pero que va a pasar cuando llegue a Colombia y siga con
el saudade?, que va a pasar ahora sin la trinchera?, me imagino que aprenderé a
vivir con la nueva yo, la que ya no tiene trinchera; pero me imagino que esa también
será otra historia.
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